En el 2021 se viene la gran depuración
Publicado en Diario Uno, martes 6 de octubre 2020
La elecciones presidenciales y congresales del 2021 debían ser la expresión de nuevas formas de hacer política, con un número más pequeño de partidos, con primarias internas abiertas a la ciudadanía, sin voto preferencial ni financiamientos privados, sin delincuentes en las listas. No será así pues el anterior y este congreso se han encargado de impedir o mutilar las reformas electorales, mientras que el Jurado Nacional de Elecciones decidió que la pérdida del registro por no participar o no pasar la valla electoral no debía aplicarse a las elecciones congresales del 2020.
El resultado es que vamos al 2021 con 24 registros electorales y –suponiendo que se formarán algunas alianzas electorales- con 15 a 20 candidaturas presidenciales. 20 listas parlamentarias significarían 2,600 candidaturas de personas buscando votos preferenciales. Una locura.
Lo bueno es que sí se aplicará la valla electoral y los partidos y alianzas electorales que no participen o no logren 5% del padrón electoral para arriba o 7 escaños en más de una circunscripción electoral, perderán el registro.
Solamente un puñado de partidos sobrevivirá a esta gran depuración. Mirando las encuestas más recientes, solamente quedarían con registro los partidos Renovación Nacional, Podemos, Fuerza Popular, Partido Morado y Juntos por el Perú, quienes estarían postulando a Forsyth, Urresti, Fujimori, Guzmán y Mendoza, respectivamente. Puede ser que también lo logren Acción Popular y Alianza para el Progreso, gracias a su presencia nacional.
Quizás también el FEPPAP y la UPP, que pueden seguir canalizando un voto anti-sistema. En suma, nos quedaríamos con 9 de 24 registros electorales, y veríamos la desaparición de los históricos Partido Aprista Peruano y Partido Popular Cristiano.
Si el próximo Congreso consolida estas reformas y recupera y avanza en las mutiladas o las pendientes, el 2021 no será recordado como la expresión de algo nuevo, pero sí como el inicio de algo mejor, con partidos de verdad, que no dependan del financiamiento de intereses privados, con presencia real en el territorio y con ejercicio verdadero de la democracia interna.