Sobre herencias, errores, limitaciones y posibilidades
Publicado en Diario Uno, 30 de Junio de 2020
Se acabó la cuarentena. Pasamos del “Quédate en Casa” al “Cuídate”. El gobierno ya hizo todo lo que supo hacer que ahora confía en que empresas y ciudadanía cumplan con lo que los protocolos y el sentido común indican. Ojalá no terminemos con una nueva ola de contagios y cuarentenas.
Los más de 9,000 muertos que hoy tenemos oficialmente registrados (y los muchos más que en verdad sean) se deben a una tormenta perfecta en la que se han juntado una herencia imposible, errores de gestión y limitaciones ideológicas.
Altísima informalidad económica, bajísima inversión en salud, estado ineficiente y corrupto, elites empresariales prepotentes. Es la herencia neoliberal. En estas condiciones, ha sido notable que una buena parte de la población haya acatado la cuarentena y que el personal de salud haya respondido como lo ha hecho. Culpables de esta situación son quienes desde hace tres décadas practican y celebran el debilitamiento del estado y el reino del mercado, para favorecer la privatización de todo, incluida la salud.
Errores graves del gobierno han sido no intervenir oportunamente en focos infecciosos en mercados y penales y en la regulación sobre el oxígeno, y no tener una estrategia de rastreo de contactos de personas contagiadas. Ha insistido en machacar cifras sobre avances en equipamientos o sobre mesetas estadísticas, cuando lo que la gente sabía era que sus parientes o amistades morían en las puertas de los hospitales por falta de camas, ventiladores u oxígeno. Faltó humildad y autocrítica.
Vizcarra ha mostrado sus limitaciones ideológicas. La cobertura y monto del bono se ha limitado debido a la obsesión por el déficit fiscal y la focalización tecnocrática. Más allá de algunas declaraciones, no se ha tocado a los grupos de poder que han lucrado abusivamente durante la crisis. Anunciaron que la minería entraba en cuarentena, pero después retrocedieron. Anunciaron reforma del sistema de pensiones e impuesto a la riqueza, pero no pasó nada. Amenazaron con expropiar las grandes clínicas privadas, y han terminado en un arreglo tibio al que esas empresas se acogerán solamente si quieren.
El próximo gobierno heredará un sector salud algo fortalecido, pero también mayor pobreza, mayor informalidad, una economía recesada y unas arcas fiscales enflaquecidas. Pero no podrá argüir que la situación lo toma por sorpresa. La pregunta es si tendrá capacidad de gestión y si tendrá la visión y la voluntad para romper con la herencia de 30 años de fetichismo del mercado, sin demagogia ni irresponsabilidad. No veo esa capacidad ni esa visión ni esa voluntad en nuestros populismos autoritarios y nuestros liberalismos neoliberales. Esa posibilidad está en la izquierda. Tenemos que convertirla en proyecto político.