Abunda una crítica resentida, conchuda e irres­ponsable a la repuesta del gobierno a la crisis generada por el coronavirus. Viene de quienes perdieron el pulseo político con Vizcarra. “Las viudas del fujiaprismo” les dice Juan Carlos Tafur. Su motivación es la venganza contra quien les quitó el poder que tenían mediante el control del congreso. Y silencian su propia responsabilidad en la prevalencia de la informalidad, las carencias del sistema de salud y la co­rrupción enquistada en todos los niveles del estado. 

Apuntan a bajarse a Vizcarra, no importa si con eso el país entra en trompo, a costa de muchas más muertes por el COVID 19 y una catás­trofe económica mucho peor de la que ya se anuncia.

Ciertamente, la gestión de Vizcarra frente a la crisis me­rece muchas críticas, comen­zando por su incapacidad de gestión frente a situaciones específicas que se podían pre­ver y errores fatales de comu­nicación. Y hay algunas más de fondo.

La entrega de bonos me­diante focalizaciones familiares es lenta e incompleta. Hay enormes sectores que habiendo perdido empleos, ingresos y ahorros, después de casi dos meses aun no reciben ningún apoyo.

Reactiva Perú se lleva 30 mil millones de soles, con requisitos que las microempresas no pueden cumplir y con el sistema financiero decidiendo a quien le da y a quien no. El Fondo de Apoyo Empresarial, creado para las MYPES, recibe solamente 300 millones de soles y exige también un nivel de formalidad que buena parte de las empresas más pequeñas no tiene. La mayoría de las pequeñas empresas no recibirá apoyo alguno.

En ambos casos, el bono universal era la alternativa. Pero cuidar la caja es una obsesión de la tecnocracia neoliberal peruana.

Hay pues mucho que criticar. Pero hay que hacerlo desde la perspectiva de mejorar la respuesta guberna­mental a la crisis y en la perspectiva de ofrecer al país soluciones a los problemas estructurales resultantes del largo ciclo de políticas neoliberales, que la crisis está haciendo más evidentes que nunca. En eso estamos en la izquierda, criticando con alternativas. Fujimoristas, apristas, y compañeros de ruta, no tienen nada que ofrecer.