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La revolución y la tierra y la disputa por la narrativa sobre la reforma agraria

Publicado en Diario Uno, Lunes 14 de Octubre de 2019

Carlos Monge

Publicado: 2019-10-14

“La Revolución y la Tierra” merece verse, pues permite entender el proceso de la reforma agraria peruana al situarla en su contexto nacional e internacional, y plantea preguntas de fondo sobre el agro peruano de estos días. 

Desde los 70 hasta la fecha, quienes perdieron sus privilegios con la reforma nos quieren imponer como verdad oficial que esta fue el resultado del resentimiento izquierdista de un puñado de militares desubicados, y culpable de la pobreza del mundo rural contemporáneo. Pero “La revolución…” nos permite ubicar y entender la reforma en un contexto en el que el debate era sobre qué cambios eran necesarios para impedir más revoluciones como la castrista en Cuba.

Un contexto nacional en el que la reforma era demandada desde el movimiento social y las guerrillas y era discutida ya desde los años 50 por las elites políticas, empresariales y militares, como algo necesario, o al menos inevitable. Y un contexto internacional en el que era claro que si no se hacía algo para aliviar la desigualdad imperante en la región, habría revoluciones por todas partes. Hoy, Manuel Prado y Pedro Beltrán serían condenados por caviares, John Kennedy y Jacqueline Beauvoir por comunistas, y la Alianza por el Progreso como complot castrochavista contra la democracia y el libre mercado.

En las disputas por narrativas, lo normal es que la historia oficial la escriban los ganadores para justificar lo ocurrido. Pero en este caso es al revés, pues la narrativa hegemónica es la de los perdedores que culpan a la reforma de todos los males del mundo rural peruano contemporáneo. ¿Porque?

Resulta que las derrotadas elites agrarias se reubicaron en la cúspide de la pirámide del poder económico, social y político del país. Y es desde ese poder que construyen e imponen su narrativa sobre la reforma y sobre lo malo que sería pensar en reforma similares en el Perú de estos días. Quienes ganaron la tierra, el agua y la ciudadanía, no ganaron el poder, siguen al fondo de la pirámide, sin fuerza para disputar esta historia y sin fuerza para pelear un mejor presente.

Por eso, el debate sobre la reforma agraria no es solamente ni principalmente uno sobre un pasado cada vez lejano. Es uno sobre alternativas al Perú rural de nuestros días, de concentraciones de tierras mayores que aquellas de los hacendados y gamonales de antaño, de enormes complejos agroexportadores que reciben el doble subsidio de una enorme inversión pública en irrigaciones, carreteras y puertos por la que no pagan y de acceso a mano de obra con derechos recortados a la mitad.

Gracias Gonzalo Benavente por invitarnos a este debate sobre la reforma agraria que es, sobre todo, acerca del futuro del Perú.


Escrito por

Carlos Monge

Antropólogo e Historiador. Fanático del Alianza Lima y socialista empedernido. Enamorado de Leda, Lucía, Camilo, Frida y León.


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