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No es suicidio. Es sobrevivencia.

Publicado en Diario Uno, Lunes 19 de Agosto de 2019

Carlos Monge

Publicado: 2019-08-19

Un tema recurrente en el debate sobre la crisis política nacional es que Keiko y Fuerza Popular actúan como actúan porque ella es resentida y vengativa y no acepta que perdió en el 2016. Y que el núcleo duro fujimorista carece de cultura democrática porque es heredero del autoritarismo y la prepotencia. Estaríamos pues ante un caso extremo de dilapidación del capital político por una lideresa y una organización política. Un verdadero suicidio político. Es verdad. Pero esta explicación de su comportamiento me parece insuficiente.  

Lo que sucede es que para el fujimorismo la agenda principal hoy es evitar terminar con su liderazgo preso por lavado de activos y su partido disuelto por ser una organización criminal. Para ello, lo que necesitan en el corto plazo es parar las investigaciones en curso que, como anuncian desde la Fiscalía, culminarán este año en acusaciones muy graves contra Keiko y FP. Parar esa investigaciones pasa hoy por destruir al equipo anti corrupción que encabeza el Fiscal Vela y, vacar al Presidente Vizcarra.

El plan ya está en marcha. Desde el núcleo Cuellos Blancos de la Junta de Fiscales asociados al fujimorismo y desde Oficina Desconcentrada de Control Interno de la Fiscalía se está atacando al equipo cargo de los casos de corrupción que involucran a Keiko. Y Fuerza Popular expresa su decisión de ir a una confrontación, nombrando a Rosa Bartra y a la impresentable Tamara Arimborgo a la cabeza de las Comisiones de Constitución y de Educación, y a Milagros Salazar como Vocera de Bancada.

Además, el fujimorismo está envalentonado porque los medios de comunicación y sectores empresariales que respaldaban la lucha contra la corrupción y las reformas políticas y judiciales promovidas por Vizcarra, ahora le dan la espalda por no imponer el proyecto minero Tía María a balazos. Creen que en torno a la continuidad del modelo económico extractivista pueden romper las alianzas existentes en torno a la lucha contra la corrupción.

Alan García prefirió matarse para no ir preso. Keiko y fujimorismo van a dar la batalla por la sobrevivencia. Puede ser que en el camino se liquiden como opción política ante la ciudadanía. No les importa. Por ahora lo que les interesa es no terminar presos y con el partido disuelto. No estamos pues ante un suicidio político, sino ante la estrategia de sobrevivencia de una organización política devenida en criminal, desesperada y dispuesta a morir matando.

Ya sin respaldo en la opinión pública, su campo de acción es el control del congreso. Por eso su disolución y nuevas elecciones congresales –en las que saben que no lograrán mayoría- los aterra. Creo que ese sigue siendo el mejor camino para la reforma política y la lucha contra la corrupción.


Escrito por

Carlos Monge

Antropólogo e Historiador. Fanático del Alianza Lima y socialista empedernido. Enamorado de Leda, Lucía, Camilo, Frida y León.


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