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PPK A Fondo Contra el Medio Ambiente

22 de Octubre de 2017

Carlos Monge

Publicado: 2017-10-22

Se dice que las empresas emprenden una “carrera hacia el fondo” cuando reducen sus costos al máximo para seguir siendo competitivas. Pero ahora se dice lo mismo sobre la competencia entre gobiernos cundo estos rebajan estándares ambientales y sociales para atraer inversiones extranjeras, y esto es precisamente lo que está ocurriendo desde hace tempo en la región. 

Entre inicios de la década pasada y mediados de la actual, se produjo un aumento impresionante de la demanda por lo minerales y los hidrocarburos que se producen en la región, y de los precios que los países importadores –en especial la China- estaban dispuestos a pagar por esas materias primas. En esos años, los gobiernos –en respuesta a exigencias internacionales e internas- establecieron estándares y procedimientos ambientales más altos y más exigentes que los que existían antes, y además dieron pasos para poner en práctica el derecho de consulta previa, libre e informada, algo que –pese a que muchos gobiernos habían suscrito el Convenio 169 de la OIT- en realidad no se hacía en la región.

Un momento importante de ese proceso en el Perú fue la creación del Ministerio del Ambiente y toda la normatividad que tiene que ver con el Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), incluyendo los Estudios de Impacto Ambiental, la Oficina de Evaluación e Impacto Ambiental (OEFA) y más recientemente el Servicio Nacional de Certificación de las Inversiones Ambientalmente Sostenibles (SENACE). El objetivo era claro: que las grandes inversiones no dañen el medio ambiente, o al menos que tengan claros sus posibles impactos y hagan lo necesario para prevenirnos, mitigarlos, compensarlos y repararlos.

Otro hito fue la aprobación de la Ley de Consulta, a cargo del Vice Ministerio de Interculturalidad del también recientemente creado Ministerio de Cultura. El objetivo era igualmente claro: que los pueblos indígenas tengan a posibilidad de expresar su opinión respecto de inversiones y otras decisiones promovidas desde el estado que tuviesen impacto en sus territorios y en sus vidas.

A las empresas nunca les gustaron estas normas y la creación de estas instituciones, pero estaban ganando tanto dinero que estuvieron dispuestas a aceptarlas.

Eso cambió desde que los precios de los minerales comenzaron a caer desde el 2012 y los del petróleo de desplomaron en el 2015. Entonces, en toda la región, los que antes parecieron costos pagaderos para llevar la fiesta en paz, pasaron a ser denunciados por las empresas como “sobre costos” intolerables, enemigos mortales de la inversión. Por su parte, los gobiernos -ya para entonces adictos a la renta extractiva- comenzaron a rebajar estándares y flexibilizar procedimientos ambientales para seguir atrayendo esos inversionistas que dudaban en invertir en las nuevas circunstancias.

En el Perú, el primer paso de esta carrera hacia el fondo fue un conjunto de normas dadas por el gobierno de Ollanta Humala a mediados del 2014, especialmente la Ley 20230, que debilitaron las capacidades del MINAM de crear áreas protegidas, las de la OEFA para fiscalizar y sancionar las infracciones ambientales de las empresas, y la solidez de los procesos de ordenamiento territorial. También flexibilizaron los procedimientos para modificar los Estudios de Impacto Ambiental mediante los Instrumentos Técnicos Sustentatorios (ITS).

En el mismo sentido, el Presidente Humala hizo todo lo posible para recortar los alcances de los procesos de consulta, y en el caso de la minería en los Andes –actuando en concierto con los empresarios- él mismo se pronunció abiertamente contra la aplicación de la Ley, aduciendo que después de la reforma agraria ya no habían indígenas andinos, sino solamente campesinos.

Pues bien, el gobierno de PPK está plenamente embarcado en esta carrera hacia el fondo. Recordemos que ya antes rebajó estándares de calidad del aire para favorecer las inversiones en fundiciones, que el Ordenamiento Territorial está en el aire y que las empresas quieren paralizar a la OEFA dejándola sin fondos, sin que desde el Ejecutivo alguien las encare con la firmeza necesaria.

Pero la cosa se está poniendo peor aún. En semanas recientes hemos visto una acción concertada entre el Ministerio de Energía y Minas y el Ministerio del Ambiente para favorecer a las empresas mineras interesadas en actividades de exploración. ¿Qué es lo que ha pasado?

De un lado tenemos que ya hace meses el Ministerio de Energía y Minas ha propuesto un nuevo Reglamento de Exploración Minera , que presenta una lista de tipos de actividades de exploración que ya no tendrán que presentar el Certificado de Impacto Ambiental hasta ahora requerido. De otro lado, el Ministerio del Ambiente acaba de aprobar una Resolución Ministerial que modifica el Reglamento de la Ley No. 27446, Ley del Sistema Nacional de Evaluación del lmpacto Ambiental, que contiene exactamente la misma lista de actividades de exploración minera que no tendrán que presentar el CEA. Y además está en debate un nuevo Reglamento de Exploración y Explotación de Hidrocarburos que, lamentamos imaginar, apunta en exactamente la misma dirección.

Que el Ministerio de Energía y Minas a cargo de una lobista empresarial proponga iniciativas para facilitar la inversión a costa del medio ambiente es totalmente criticable, pero se entiende que lo haga pues su tarea es la de promover las inversiones y su enfoque es darle todas las facilidades del mundo a las grandes empresas. Pero que la Ministra del Ambiente le haga el juego de manera tan burda es una total vergüenza. ¿Cómo puede avalar esto?

Al inicio de este gobierno, el entrante Ministro de la Producción Giuffra enterró el Plan Nacional de Diversificación Productiva. Y su sucesor, el Ministro Olaechea, reafirmó esa orientación. Hoy día, más allá de las responsabilidades específicas de las ministras involucradas en estos ataques al medio ambiente, queda claro que estas decisiones –tanto como antes las de Giuffra y Olaechea- expresan la decisión del gobierno de PPK de seguir apostando por las grandes inversiones mineras y petroleras como motores del crecimiento a costa del medio ambiente. Estamos avisados.


Escrito por

Carlos Monge

Antropólogo e Historiador. Fanático del Alianza Lima y socialista empedernido. Enamorado de Leda, Lucía, Camilo, Frida y León.


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