Hay polarizaciones y polarizaciones
Publicado en Diario Uno, Lunes 14 de Agosto de 2017
En los meses previos a las Fiestas Patrias, el país vivió una polarización en la que el gobierno de PPK y la alianza entre el fujimorismo y el aprismo en el Congreso Nacional buscaban dilucidar “quien manda” en el país.
Hoy, las huelgas de trabajadores públicos -especialmente la de los maestros- han sacado a la luz otra polarización, que enfrenta a sectores de la sociedad con el estado y la clase política oficial. Frente a esta nueva polarización, pasan a segundo plano las diferencias entre las diversas variantes políticas, empresariales y mediáticas de la derecha peruana.
Sucede que estas huelgas ponen en evidencia que hay sectores enteros del país que no se sienten beneficiarios del modelo económico establecido por el fujimorismo y mantenido por Toledo, García y Humala. Sus reclamos son básicamente salariales y de condiciones de trabajo, pero solucionarlos supone un reordenamiento fundamental de las prioridades del presupuesto público y abre un debate sobre diversificación productiva y reforma tributaria, a los que todas las derechas se oponen.
También ponen en evidencia que sectores enteros de la población no se sienten representados por la clase política presente en la escena oficial. Sus liderazgos –con alguna excepción- no son parte de los partidos oficiales en el Congreso Nacional, ni de buena parte de las izquierdas fuera del mismo. Es por ello que la respuesta inicial de todas las derechas -y de algunas izquierdas- fue rechazar todo dialogo con “los violentistas” o “los senderistas”, aunque al final ha sido inevitable hacerlo pues son esos liderazgos los que han ganado legitimidad en las bases magisteriales organizadas.
La polarización política entre las derechas no ha dejado ni dejará de existir, pero esta otra polarización entre parte del país y el estado y la clase política –que se incuba desde los años de crecimiento y que será mayor en años de vacas flacas- está acá para quedarse y es de hecho la más importante. Darle una salida democrática hacia el 2021 es algo que las derechas no pueden ofrecer. Darle una salida democrática hacia el 2021 es el reto central de las nuevas apuestas políticas en construcción.