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graña y montero

Una nueva gran mentira: la izquierda es responsable de la corrupción

Publicado: 2017-02-20

Existe una campaña nacional (El Comercio, CONFIEP) e internacional (Diario Las Américas ) para culpar a la izquierda latinoamericana de la corrupción generalizada que el escándalo Lava Jato comienza a develar.

Parece un chiste que alguien quiera siquiera insinuar que la izquierda regional o nacional corrompió a angelitos como Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, Alan García, Alejandro Toledo y Ollanta Humala y Nadine Heredia.  Pero no lo es. Es una acusación que lanzan con toda seriedad y con objetivos bien precisos.

La idea que se quiere vender es la siguiente: todo estaba bien hasta que el PT ganó las elecciones en Brasil, organizó el Foro de Sao Paulo y desde ahí se coordinó la vía las izquierdas la presencia corruptora de las empresas constructoras brasileras en toda la región.

Pero esta es una gran mentira que lo que busca es ocultar la responsabilidad que la clase política y el gran empresariado de nuestros países tiene en este asunto. Veamos.

Para comenzar, el esquema de corrupción armado en torno a la obra pública en Brasil (y no solo las obras de infraestructura para PETROBRAS) existía desde antes de que el PT ganara las elecciones presidenciales y Lula primero y Dilma después asumieran la presidencia de ese país. La verdad es que venían por lo menos desde el gobierno de Fernando Enrique Cardoso y quizás antes, y que en que este esquema estaban involucrados todos los sectores políticos.

De hecho, hay acusaciones gravísimas contra el actual Presidente Temer, el jefe de gabinete, Eliseu Padilha, el presidente del Senado, Renan Calheiros, y el presidente de la Cámara baja, Rodrigo Maia de haber recibido dinero ilegal para sus campañas electorales, mientras que no hay ninguna acusación similar contra Dilma Rousseff, la presidenta a la que Temer y la corrupta derecha brasilera sacaron del cargo.

Además, las derechas participaron activamente de este esquema de corrupción no solamente en Brasil, sino en toda la región. De hecho, ya hay información sobre corrupción asociada a este esquema en México, Panamà y Colombia, gobiernos que no tienen nada que ver con el Foro de Sao Paulo.

Finalmente, este es un esquema internacional que no surge con el Foro de Sao Paulo o las izquierdas regionales. Por ejemplo, acaba de ser encarcelado el heredero de Samsung, uno de los grandes conglomerados empresarial de Corea del Sur, por pagar sobornos a cambio de decisiones gubernamentales favorables a la empresa de la que es heredero y a la que dirige en los hechos por enfermedad de su padre.

La falsedad de la acusación que se lanza es clarisima para el caso peruano, en el que el argumento de Abusada y sus colegas nacionales e internacionales de responsabilizar a “las izquierdas” no tiene ningún asidero. En efecto, este esquema de corrupción con las constructoras brasileras ya estaba presente durante el primer gobierno de Alan García (Charcani, Chavimochic) y ya desde entonces hubo acusaciones de sobornos pagados a altos funcionarios públicos, elevación de costo y demás prácticas corruptas. Y la cosa siguió con el Gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, que fue el gobierno que firmó los primeros acuerdos IIRSA y el que firmó el mayor número de contratos con Odebrecht. Toledo, García II y Ollanta lo que hicieron fue seguir con el modelo corrupto de relación con las empresas que heredaron de García I y Fujimori.

Resulta pues ridículo pretender que las izquierdas de América Latina corrompieron a angelitos sin mácula como Alan García, Albert Fujimori y Vladimiro Montesinos, Alejandro Toledo y Ollanta Humala. ¡Pobrecitos! ¡Eran limpios y honestos, pero vinieron esos comunistas malos y los corrompieron!

En realidad, tanta ridiculez y tanta falsedad tiene un triple objetivo político.

El primero, es limpiar de responsabilidad no solo a los políticos peruanos involucrados (pues siempre se pueden conseguir otros) sino principalmente a las grandes empresas constructoras peruanas –como Graña y Montero, J JC e ICCGSA, ,las tres socias de Odebrecht- que han hecho fortunas con cada contrato y cada adenda conseguidos corruptamente, y que ahora se ponen en plan de “yo nunca supe nada”.

El segundo es protegerse de la crítica al sistema de concesiones y ahora de Asociaciones Públicas Privadas y Obras por Impuestos, que han sido el mecanismo usado para la corrupción y han supuesto, en las últimas décadas, miles de millones de dólares en ganancias adicionales para las empresas a costa del estado y la ciudadanía, muchas veces en obras promovidas por las empresas porque la plata que podría ganar y no porque fuesen necesarias para el país.

El tercero es desprestigiar a la izquierda peruana, que es la que comienza a desplegar esta crítica no solo contra Odebrecht, sino contra el empresariado peruano que ha sido cómplice activo de este esquema de corrupción y contra el modelo económico y de gestión de la obra pública que ha sido usado sistemáticamente en favor de los corruptos y no del país.

Está claro que el PT se corrompió en el ejercicio del gobierno, y está claro que durante los gobiernos del PT estas prácticas corruptas de las empresas brasileras en la región tuvieron el más alto respaldo político. Pero debe estar igualmente claro que esta prácticas surgieron en Brasil mucho antes de que el PT fuese gobierno, que de ellas de beneficiaron todos los sectores políticos de ese país- incluidos todos los que son parte del actual gobierno-, que en el Perú también se dieron desde antes del PT y que en ella participaron gobiernos de todas las orientaciones políticas y también las grandes empresas peruanas socias de las brasileras.

Los que nos toca a los peruanos y las peruanas no es centrar la discusión sobre las responsabilidades del PT. Ellos sabrán defenderse o tendrán que pagar sus culpas. Lo que nos toca a los peruanos y las peruanas es centrar la discusión en los políticos y empresarios peruanos socios de la corrupción de las constructoras brasileras, y en el modelo de relación entre el estado peruano y las grandes empresas en la construcción de la gran infraestructura. Esa es nuestra tarea, y eso es lo que Abusada y compañía quieren evitar, pues esos son sus políticos, esas son sus empresas, y ese es su modelo.


Escrito por

Carlos Monge

Antropólogo e Historiador. Fanático del Alianza Lima y socialista empedernido. Enamorado de Leda, Lucía, Camilo, Frida y León.


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