Arequipa, Moquegua y Tacna son golpeadas por el calentamiento global, que está llevando a la desaparición de los glaciares y a la disminución y fuerte irregularidad de las lluvias. Se están quedando sin agua.

A fines del año pasado el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología advirtió que en Noviembre y Diciembre había habido hasta 80% menos lluvias de lo que correspondía a esos meses, y anunció sequía en el 2015. Después, todas las noticias apuntan en la misma dirección: falta de lluvias, glaciares sin hielos, agricultura de secano en riesgo de colapso.

Pero también enfrentan graves problemas los agricultores de riego, los consumidores urbanos y las industrias, pues las represas en la región están casi vacías. En algunos casos se han tomado ya decisiones en el sentido de racionalizar del abastecimiento de agua de represas resultado de lo cual ahora también miles de pequeños productores en los valles medios y bajos de Arequipa, Moquegua y Tacna que dependen de agua de riego están suspendiendo sus planes de siembra por temor a invertir para después perder por falta de lluvias.

El problema es que no se recorta a todos por igual.

En Arequipa –por ejemplo-se estima una demanda por agua de 500 millones de metros cúbicos, de los que la población de la ciudad consume alrededor de 50 millones, la agricultura requiere entre 350 y 400 millones, la minería (Cerro Verde) 30 millones y la industria 6 millones. Pero ya desde fines del 2014 la Comisión de Usuarios del Cural denunció que la Autoridad Local del Agua de la Cuenca del Chili había recortado hasta en un 40% la dotación de agua al sector agrícola pero mantener integra la asignación de agua a Cerro Verde. Y denuncio también que al hacerlo estaba violando el mandato de la Ley 29338 de Recursos Hídricos determina la preferencia para el otorgamiento de agua para usos productivos, siendo el orden de prioridad el siguiente: agrario, acuícola, pesquero, energético, industrial, medicinal, minero, recreativo, turístico, transporte y otros usos.

Este debate en Arequipa y la situación general de falta de agua que se está viviendo en el Sur Andino plantean temas de fondo respecto de los modelos de desarrollo y las prioridades que en esos modelos de desarrollo tienen los diferentes usuarios de agua. Queda claro que en la actualidad la prioridad la tiene el modelo minero primario exportador y por eso se le garantiza el agua mientras que se le recorta ese acceso a miles de pequeños productores, sin mencionar a los más pobres de las zonas altas que dependen directamente de las lluvias. Un modelo alternativo debe venir con una nueva prioridad en la asignación de aguas.