La descentralización del estado unitario es en el Perú una aspiración tan antigua como nuestra República. Pero como proceso en marcha –que se inició efectivamente en Enero del 2003- tiene apenas poco más de una década. Poco tiempo para un proceso que tiene un objetivo enorme: entregar a las elites políticas regionales y locales la administración de parte del estado (y sus rentas) y entregar a la ciudadanía la capacidad de vigilar a estas elites políticas y participar en las tomas de decisiones regionales y locales. Es decir, descentralizar y democratizar un estado que ha sido centralista y antidemocrático a lo largo de toda su historia. Casi nada…

Lamentablemente, en el debate reciente sobre el estado de la descentralización y las medidas necesarias para corregir sus problemas, se ha buscado cargar todas las tintas de la corrupción a la descentralización, ignorando interesadamente que la corrupción regional y local –que evidentemente sí existe y es grave y debe ser atacada- se debe a varios procesos que son previos y escapan a la descentralización como tal.

Por ejemplo, la emergencia de economías ilegales como el narcotráfico, la minería ilegal de oro, la forestación ilegal, y el contrabando, que son los hijos bastardos que el neoliberalismo campeón de los mercados desregulados se resiste a reconocer co0mo suyos. Por ejemplo, el abandono de instituciones fundamentales como las que tienen que ver con la educación, la salud, la justicia, la contraloría, la fiscalía y la policía nacional, que no eran parte de las islas de modernidad de institucional que interesan al gran capital y en las que se concentró el esfuerzo de modernización. Por ejemplo, el colapso del sistema de partidos que al neoliberalismo le resultó conveniente mientras tuvo dictadores y demócratas a su servicio.

Nada de lo anterior es culpa de la descentralización, y si más bien de decisiones que se tomaron en los 90s y que se mantuvieron sin cambio durante la transición democrática. Por lo mismo, las soluciones a los problemas que presenta la descentralización tienen que ver en muchos casos con la economía, el estado y la política a nivel macro y no está en las manos de las autoridades sub nacionales.

La Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales acaba de poner en circulación un texto que hace un balance de los fracasos pero también de los éxitos del aun breve proceso descentralista que ve hoy entrar a la cancha a su cuarta generación de autoridades. Es un texto que aporta a un debate serio sobre una reforma trascendental, detallando problemas de diseño y gestión pero también éxitos que hay que rescatar y que nos dicen por dónde ir.

ver el texto en www.angr.org.pe