¿Y que fue de la minería ilegal?
Publicado en Diario 1 Martes 19 de Agosto de 2014
Cuando nombraron al ex General EP Daniel Urresti como Alto Comisionado para Asuntos de Formalización de la Minería, Interdicción de la Minería Ilegal y Remediación Ambiental de la PCM, la atención se centró en los aspectos más mediáticos de su estrategia: militarizar zonas tomadas por los mineros ilegales en Madre de Dios, dinamitar dragas, destruir campamentos, enfrentarse a los mineros y sus trabajadores, etc.
La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos denunció que en muchos casos el General Urresti se llevó se encuentro los derechos de sus víctimas, incluyendo a personas que no estaban involucrados en los enfrentamientos entre los mineros y las fuerzas del orden. Pero, la opinión pública celebró que por fin se hiciese algo para frenar el crecimiento de una actividad que está destruyendo de manera irremediable el bosque Amazónico, controlada por mafias, apoyada en la explotación de una mano de obra en condiciones pésimas, y que promueve la trata de mujeres, incluida la prostitución infantil.
En medio de este debate, se dejó de prestar la debida atención a los aspectos más importantes de la estrategia que ya se venía implementando desde antes de la llegada de Urresti: control de la llegada de maquinaria pesada, de insumos químicos y de gasolina para las dragas y otros equipos, a las zonas de producción; control de los mecanismos de financiamiento de la actividad; control de la salida de oro por los aeropuertos; etc.
Pero, por sobre todas las cosas, nunca se logró poner en la agenda un debate sobre la oferta de empleos e ingresos alternativos para esas personas que están dispuestas a meterse al monte a sacar oro en las peores condiciones a cambio de un ingreso que seguramente será mejor que aquel que podrían conseguir en los espacios rurales y urbanos de los que provienen.
En este terreno, la diferencia con la lucha contra la siembra de la hoja de coca es abismal. Mientras que la planta de coca se puede reemplazar por otros productos que respondan bien al clima de la ceja de selva, los territorios deforestados y contaminados con mercurio y cianuro de la selva baja de Madre de Dios no toleran ninguna otra actividad productiva. Ahí simple y llanamente no es posible hablar de desarrollo alternativo, ahí no hay posibilidad de otras actividades productivas para dar empleo a esas miles de personas que hoy están en la minería ilegal. Se necesita pues un plan de reconversión laboral de esas miles de personas, algo que por ahora no existe.
Las cámaras hoy siguen al mediático Urresti en el Ministerio del Interior. Pero los retos de fondo que la minería ilegal plantea no se han ido. Este es un tema que no puede ser descuidado.
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