En mayo del año pasado de promulgó la Ley 30021 de Comida Saludable, más conocida como la “Ley de la Comida Chatarra”. El espíritu y la letra de la ley apuntan con toda claridad a disminuir el consumo de alimentos que contienen grasas saturadas y grasas trans y azúcar, pues el consumo de estos productos son directos causantes de la obesidad que a su vez se relaciona con la diabetes y varias otras enfermedades, las que están alcanzando proporciones epidémicas en todo el mundo, incluyendo América Latina y el Caribe y el Perú.

Sin embargo se está discutiendo hoy un reglamento que con la misma claridad desvirtúa el espíritu y la letra de la ley, ya que pretende pasar como saludables alimentos que contienen cantidades de estas grasas y de azúcar que están muy por encima de los estándares establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y esto lo están haciendo con pleno conocimiento de causa pues la OMS tiene recomendaciones muy específicas en este terreno, las que son públicas, y que son perfectamente conocidas por las autoridades del Ministerio de Salud (MINSA) y los industriales del sector.

Es claro entonces que de esta manera el MINSA está actuando como vocero de los intereses de los grupos empresariales que controlan este segmento del mercado, y no como ente defensor de la salud pública. Al hacerlo, también está ignorando el enorme costo económico que tendrá para el propio sistema de salud –ya desbordado por la falta de presupuesto para atender los actuales problemas de salud- el crecimiento de los índices de diabetes, cánceres y otras enfermedades que resultan del excesivo consumo de estos productos.

Imposible al hablar de estas cosas no darnos cuenta de que esto se hace justamente en la misma coyuntura en que se debilita al Ministerio del Ambiente para facilitar las grandes inversiones en minería y en hidrocarburos y en la que se inicia el asalto a los independientes desde las AFPs con abierto apoyo del gobierno.

Queda cada vez más claro que la respuesta de las grandes corporaciones a la caída del crecimiento es proteger su tasa de ganancia como sea. Proteger el medio ambiente para las futuras generaciones, asegurar la vejez de los trabajadores independientes, o cuidar la salud de los niños y las niñas y de las futuras generaciones, no son ciertamente temas de su interés.

Y queda igualmente claro que el gobierno del Presidente Humala se comporte cada vez más como títere de estos intereses, dejando crecientemente en claro que su único objetivo es generar condiciones atractivas para inversionistas que a su vez tienen sus bolsillos como punto único de agenda.